Propuesta de escritura 2

Abel Amutxategi
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La idea es simple: tomar la siguiente imagen como punto de partida para escribir un relato de menos de 150 palabras. ¿Os animáis a hacerlo?

Podéis compartir vuestros textos con todos nosotros en los comentarios de esta entrada.

Os pido que esta vez os ciñáis a ese límite de 150 palabras… porque la gracia de este tipo de juegos está en ver como uno logra sacar provecho de lo que en un primer momento parece una limitación 😉

Sin darle más vueltas al asunto, ahí va la imagen:

lamp

Fotografía cortesía de jassleen_kaur

¡A escribir!

21 comentarios en «Propuesta de escritura 2»

  1. Esa lamparita antigua fue el origen de todo. El día que la compré en aquel extraño anticuario y la encendí sobre mi mesilla de noche comenzaron los inquietantes sucesos.

    Primero fueron los desplazamientos de objetos pequeños que dieron paso a auténticas agresiones de objetos más contundentes.

    Después las apariciones. Algunas, cómo aquella niña pequeña, en actitud dulce. Pero otros, cómo aquel hombre de duras facciones, no cesaban de insultarme e intentar agredirme.

    Finalmente las voces. No sólo en mi casa sino en todo momento.

    Todo terminó cuando confluyeron todas las agresiones paranormales a la vez. El hombre de tez tosca me agredía mientras objetos contundentes chocaban contra mí, hiriéndome.

    Guiado por el pánico no pude hacer otra cosa que saltar por la ventana.

    Ahora mi alma pertenece también a esta lámpara infernal. Y para no romper la cadena ahora soy yo el que deberá asustar a su siguiente dueño.

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  2. La observé con atención.
    Ella parecía devolverme la mirada con solemnidad. Desde su rincón, envuelta en la penumbra que su tenue luz no terminaba de disipar, parecía llamarme. Y yo quería acudir a ella. A esa isla en medio del mar oscuro que me rodeaba. Una promesa de calidez en un espacio frío.
    No sabía cómo ejercía ese influjo sobre mí, pero si por qué.
    Sabía que esa luz era un mensaje. No estaca cifrado, ni yo era el único destinado a recibirlo. A mi alrededor, muchas otras personas fijaban los ojos vidriosos en ella, embelesados. Otros la ignoraban.
    Yo me acerqué. La toqué.
    De pronto, todo a mi alrededor se tornó en un súbito resplandor.
    —Lo hemos perdido, lo siento señora. Su marido ha fallecido —. Fue lo último que acerté a escuchar antes de que la calidez me invadiese por completo.

    Espero que os guste, compañeros!

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  3. Cuando la luz nos influye, como lo hace la buena música. Cuando su ausencia nos asusta y cuando su tono nos cambia el humor. Cuando nos hace pensar más de lo que uno desea en las noches de insomnio. Cuando somos conscientes de su poder, es cuando valoramos lo afortunados que somos de poder percibirla. La luz del sol un día de primavera o la suave luz que se desprende de una lámpara y que interpreta la decoración de nuestra habitación.
    Me gustaría poder dominar la luz, como hace un buen fotógrafo cuando, utilizándola a su antojo, es capaz de cambiar el sentido de una instantánea. Pero yo, quizás sea de las personas que se sienten a merced de su inmenso poder. Observando impotente como crea vida con su presencia o como la destruye con su ausencia. Igual que el amor, porque el amor es luz.

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  4. Iluminación Oscuridad
    Ilumina. Ilumina con todas sus fuerzas. Lámpara sobre la mesita de noche, sobre una pequeña mesa camilla. La luz es fuerte, molesta incluso, pero no llega. Se difumina rápidamente. Iluminar, ilumina la base de la mesa y parte de la pared verde. Intenta cumplir su función de forma efectiva pero no puede.
    A lado, en la cama, estoy yo. Completamente a oscuras pues no hay iluminación. No llega. Todo está cerrado. No se si es de día o de noche. No sé que hora es.
    Situación extraña: lámpara iluminando sin iluminar y yo en la oscura cama sin dormir y sin despertar.

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  5. El instante

    Y vi la luz y todas mis dudas se disiparon. Todo parecía haberse aclarado con la incandescencia y no quedaba nada por revelar. Todas las respuestas a todas las preguntas de millones de mentes. Era la sabiduría, el albor. La explicación del Ser y del servir. La magia del tiempo que no existía.
    Y vi la luz y me vi intrínsecamente y vi por dentro la existencia de la humanidad y concebí el latir del universo.
    Un instante y conciencia absoluta.
    La infinidad, la historia, Dios.
    Y vi la luz y no necesité la razón, no necesité nada más. Había adquirido la savia de la vida, el conocimiento del espíritu y la omnipresencia del Amor.

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  6. Después del trauma inicial fuimos capaces de hablar. Todos coincidimos: primero el mismo dolor, la misma sensación de desorientación espacial, mucho después, las alucinaciones, sombras que se volvieron nítidas, cuerpos. Al tiempo nos reconocimos. Por primera vez nos veíamos y contemplábamos, maravillados, las sombras que eran para nosotros todo. Pasada la euforia primera, nos encontramos con el verdadero problema. No pocas eran las voces que hablaban de aquella luz, que ahora, por las descripciones y señas, se nos hacía inconfundible. Pero todo nuestro sistema, nuestras creencias, se basaban en la oscuridad. Decidimos actuar. Aquella misma luz nos dio las armas para vencerla: esos objetos pesados y fríos con los que tropezábamos en nuestro andar, ahora se descubrían. Tomamos cada uno varios de aquellos y los arrojamos contra ella. Luego, tras un chasquido agudo, sobrevino una calma absoluta. Volvimos a no reconocernos, a tropezar con los objetos, a sentir frío. Aliviados.

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  7. Clic. Otra vez a oscuras, bocarriba, mirando a la nada. Clic. Tengo que encender la luz para comprobar que ahí sigue ella, respirando lentamente, ya dormida. Clic. Aunque no puedo verla sé que sigue tumbada a mi lado, durmiendo junto a mí, en nuestra cama. No debería preocuparme, pero estoy tan nervioso que me cuesta conciliar el sueño. Clic. Es ver su cara, cada vez más guapa a mis ojos, y no puedo evitar pensar en él. Se acabó ser el único hombre de una mujer. Clic. Apago la luz con falsas esperanzas de despejar mi mente, pero sigo pensando en ella, en él y en mí. Temo que las cosas dejen de ser lo que son. ¿Lo temo o lo deseo? No hace muchos meses desde que nos enteramos. Acerco una mano temblorosa a ella. Toco suavemente su hinchado vientre. Vamos a tener un hijo.

    En el primer ejercicio que hicimos intenté dar «una sorpresa» al lector con el padre que vuelve a casa después de años fuera sin dar noticia. Y esta vez he intentado también hacer algo así, pero la verdad es que me ha salido solo ambas veces, nunca he escrito así y tampoco temas reales, siempre sobre ciencia ficción o fantasía.
    Y eso me lleva al segundo punto, no tengo ni idea de qué es estar embarazado a nivel personal jajaja, sólo se me ocurrió tal cual al ver la imagen. Así que, en conjunto, este texto puede ser un desastre. Pero como siempre me he entretenido escribiendo. ¡Gracias!

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    • Si estos disparadores creativos están consiguiendo que pruebes cosas nuevas… ¡bienvenidos sean! La verdad es que están pensados para eso: para sacarnos un poco de nuestras respectivas zonas de confort y animarnos a jugar en un nuevo terreno.
      Un placer leerte, como siempre 🙂

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  8. Sabía que era un sueño, lo había programado así; aunque no debí hacerlo: esta no es mi casa; además, no debí dejar encendida la lámpara… Camino a orillas de una playa, y las olas golpean contra las rocas en un sonido tan estridente que abruma mi espíritu. Veo sombras que se arremolinan y forman una figura gigantesca. Otras sombras, miles de ellas, forman la misma figura pero mucho más pequeñas. El gigante, que ahora veo perfectamente, es un inmenso chimpancé azabache. Desesperadamente comienza a tragar de uno en uno sus réplicas diminutas. Es tal su desespero que abre la boca y engulle con voracidad a cinco o seis chimpancés de un solo bocado. Una luz rasga el cielo nocturno y abro los ojos. Me incorporó en la cama y veo el espejo enfrente de mí, en él la imagen de la lámpara encendida comienza a engullir la oscuridad…

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  9. Entre luces y sombras, siempre escogí las luces. Aquella noche, cuando llegué a casa, entré en mi habitación y encendí la lámpara de la mesita de noche, todo se viró al revés. Estaba todo tan oscuro, que no podía ver más que la lámpara y la luz, su luz blanca que encandiló mis ojos y mi alma confundida.

    Cuando dejé de ver la luz, me di cuenta de que ambos me miraban asustados, temblorosos, sin saber qué hacer porque lo que no esperaban era que yo llegara a importunar su intimidad sobre mis sábanas, a interrumpir su desenfadado sueño.

    – Abajo los dos, Canela y Cicerón, ¿quién les dijo que podían dormir en mi cama?

    Les dio una palmada en el lomo a ambos, que lamieron su mano y la manga de su blusa sin piedad, dejando su saliva y su fidelidad sin límites, sobre su piel cansada de un día cualquiera.

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  10. El día y la noche.
    La luz y las tinieblas.
    La vida y la muerte.
    La esperanza y el desespero.
    La alegría y la tristeza.
    La salud y la enfermedad.
    El bien y el mal.
    Cada día plantea el mismo dilema, y cada día elijo cómo vivirlo. Agradezco el ser consciente de esta elección que me permite tener el control sobre mi día, sobre mi vida. Sé que soy una escogida, una privilegiada por el hecho de darme cuenta de que puedo elegir.
    Fui educada como la mayoría pensando que las circunstancias mandaban y que no había elección, la persona hace lo que puede. Mentira, vil mentira. Lo de afuera no controla lo de adentro. Lo que está en el interior lidera el exterior.
    No fue fácil, tuve que enfrentarme a mi mayor enemiga, yo misma. Venzo cada día. El resultado es: día, luz, vida, esperanza, alegría, salud y bien.

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  11. Gracias por este lugar! Estoy animándome a escribir y participar por primera vez en mi vida y para mi, eso es un tremendo logro . Gracias Abel! Desde Mar del Plata, Argentina un gran saludo para todos!

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  12. – ¿Si?… ¿quién es?

    La tímida voz de Ana temblaba en la penumbra del salón, a duras penas alumbrada por aquella solitaria luz. Debían ser las tres o las cuatro. No le había dado tiempo a ver el despertador. Mientras recorría el pasillo, por su cabeza se habían vuelto a arremolinar todos aquellos presagios que venía acumulando desde que le llamó Irene aquella mañana.

    – Hola, Ana. – La voz al otro lado del teléfono le confirmó sus sospechas
    – Irene… – Sostuvo la respiración durante unos segundos – ¿Ya?
    – Sí, ya está. Todo según lo previsto.
    – ¿Cuándo…?
    – Hace diez minutos. Tengo que dejarte. Ya te llamaré.
    – Vale. Gracias, Irene.

    Cuando la voz de su amiga desapareció, recuperó su soledad, apagó la luz y regresó a su cama recorriendo pesadamente el pasillo. Ya no serían presagios arremolinados, sino una terrible certeza la que siempre le acompañaría.

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  13. Aquella noche esperaba con ansias pero todo era opaco y silencioso, mi habitación estaba iluminada por la ilusión de un recuerdo de hace 8 años. Con magia resiste, alumbrando mi tristeza del esperar el día, que él llegue y apague la lámpara que un día lo dejó encendida. Mi vida se quedó como aquel rincón vacío sin imaginar nada, sin ver más allá esa claridad que me ofrecía como segar la pasión que un día me ofreció y sin compasión alguna, se fue… dejando en mi vida un sin sabor que mengua mis horas perdiendo la conciencia y ganando la locura. Una lágrima me recuerda que mi sueño está en desvelo para no perderme el momento que tú llegues y comience mi cordura y solo en ese instante tocaré la lámpara para apagar la luz y con el olvidar tú aroma, tu rostro, tu calor y tu pasado. Y es entonces donde comenzaré una nueva vida.

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  14. Fueron meses casi en agonia mi vida se tornaba cada mas vulnerable, llorar en cierto modo te tranquilizaba un poco, se que tuve la valentia y fortaleza para soportar todo aquello mis dias favoritos eran los viernes y lunes donde llegaban mis seres queridos a darme ese calor y ese amor fraternal que sin dudas es lo mas preciado que un ser humano en ciertas circunstancias los desea, el sentirte oprimido muchas veces sin fuerzas para seguir en este escenario que es la vida y no menor, una tarde estando en la oscuridad de un cuarto vi una luz que se ilumino tan parecida a la luz de la lampara de mi domitorio la cual destellaba esa magia crepuscular me senti fuerte y ya no tan solo y me pude dar cuenta que podia brillar en mi la luz de la esperanza, me puse aun mas fuerte y puse toda la fe y persegui esa libertad tan anhelada, que llego el dia menos esperado y me senti un ganador y un heroe ahora esa luz me acompaña hasta el dia de hoy y me hase mirar la vida desde otra dimension.

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  15. Contraste.Existe desde el primer día.Tu y yo somos eso.Sin embargo…No sin embargo,no.Sólo por eso existimos.Por el contraste.¿No viste que todo fue creado de a pares? Para eso,sólo para eso me enviaron la luz y para verla me mandaron la oscuridad. La lámpara tal vez podría moverla yo, o tal vez tu.
    A veces nos turnamos para ser luz y sombra.Otras dentro de mi propia bifidez, lo hago.Te pido por favor:enciende la luz de mi vida y me darás la oportunidad de encender la tuya.Adaptemos nuestros ojos a la oscuridad para deslumbrarnos aunque más no fuera con una pequeña lámpara.Nuestro paso por la vida lo va a agradecer.Amor.

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  16. No había vuelto a subir al primer piso, desde que ocurrió lo que ocurrió.
    Hoy se cumplí un mes que ella no estaba en la casa, su ausencia se sentía, pero su sonrisa no.
    Estuve pensando en aquello todo el día.
    De repente. los ruidos que venían del primer piso, me sobresaltaron y me sacaron de mis pensamientos. ¿Imaginación o realidad? Solo sé que subí a buscarlos.
    Subí, lento y con un sentimiento encontrado entre tristeza y enojo.
    Al llegar al final de la escalera, lo único que resaltaba en la oscuridad, era la figura de aquella vieja lámpara de cerámica despintada, con su pantalla amarillenta.
    Su luz era tan tenue que apenas veía la figura de la puerta de la habitación al final del pasillo.
    Al atravesarla, comprendí que ya sin ti, no podía vivir.
    Por la misma ventana que tú lo hiciste; me lance.. a buscarte.

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  17. Se quedó medio desnudo, con un tanga de cuero rojo, y le llevó la sopa ácida a quién sería su futura mujer, con una sobredosis de sus polvos mágicos.
    Por el pasillo vio por enésima vez el cuadro rupestre. Se fijó en la cornamenta del ciervo, a la que nunca había hecho caso.
    Cuando llegó al dormitorio, su novia se puso a reir, en medio de aquella penumbra que llamaba al pecado. Él le dio la sopa y le dijo al oído: «Cuando te la bebas, te comeré toda».
    A la mañana siguiente, el único rastro que quedaba de ella, era el colchón lleno de sangre, y una bolsa de basura llena con sus visceras. Desde aquel día, su dieta habitual sería la de una bestia salvaje.

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  18. De niña le gustaba dormir a oscuras, compartía la habitación con su hermana mayor, Lili, (la que no conciliaba el sueño sin su luz protectora), hacían apuestas para asegurarse la paz de la noche. Hoy ganas vos, mañana pierdo yo.
    Aquella luz reflejaba sombras extrañas, Alicia percibía raros movimientos en su muñeca preferida, revoleaba los ojos, o la miraba fijo.
    Resulta que Alicia comprendió, ciento treinta y un mil cuatrocientos horas más tarde, que la luz, es esperanza, ahuyenta a las fieras y calma los corazones de un mundo injusto, repleto de oscuridad, la del alma, a las tres de la mañana, cuando regresaba sola a su casa, borracha como una cuba, hecha un mar de lágrimas.
    Se aferraba a ese resplandor, como un amante se aferra a esas cartas viejas, cuando el amor ha migrado a lugares más justos. Lili, si que era la más astuta de la familia.

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  19. Ni ocre definido o, sutil morado. Blancos que no lo son y, amarillos que lo intentan. Resplandores cuidadosos, medidos y sin otra pretensión que alumbrar con tibieza y afecto; cuidando las formas y, respetando el entorno. Al fin es una simple lámpara que cumple con su función de alumbrar. No siempre la luz debe alumbrar, hay situaciones como esta, en que su misión es acariciar cremosamente un rincón, un trozo de un mundo que queda en su epicentro; el resto carece de relevancia. Al fin y, al cabo… Solo una lámpara, bonita y, que alumbra; ¿Qué otra cosa puede hacer una lámpara?

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