El Primer Acto

Abel Amutxategi
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Alguno podría tratar de rebatirlo, pero yo soy de la opinión de que el Primer Acto es la parte más importante de cualquier novela. Todos queremos coronar una obra maestra y nos ponemos el objetivo de mantener sin aliento al lector hasta la última página para desembocar en un final perfecto… pero, si mantenemos los pies en la tierra, tenemos que darnos cuenta de que es en el Primer Acto donde se ponen los cimientos de la relación de mutua necesidad que hará que el lector llegue al final de nuestra novela.

Lo diré una vez más: de nada servirá tener un final perfecto si nadie siente la necesidad de leer hasta él.

¿Cómo conseguiremos que el lector tenga esta necesidad? Muy fácil: haciéndole empatizar desde el primer momento con el personaje protagonista de nuestro relato.

Resultará evidente (y hasta tonto si se quiere) cuando lo ponga por escrito, pero las personas empatizan con las personas. Hay muchos relatos más o menos alegóricos protagonizados por animales (‘Firmin‘, de Sam Savage, o ‘Las ovejas de Glennkill‘, de Leonie Swann, son dos ejemplos relativamente recientes… tal vez no los mejores, no de excesiva calidad, pero sí muy representativos del fenómeno del que estamos hablando), pero si empatizamos con sus protagonistas es porque éstos asumen características humanas.

¿Y cuáles son estas características humanas? Por una parte las filias y fobias, y por otra parte las fuerzas y debilidades.

El Primer Acto en la Estructura Narrativa

A todos nos gustan y disgustan cosas, todos estamos a favor o en contra de algo. A veces son cosas importantes como la pena de muerte o la participación en una guerra, pero en otras ocasiones son cosas mínimas, sin importancia, casi tontas. El tipo de música que escucha, la ropa con la que se encuentra cómodo, las compañías que le gusta frecuentar… todo eso forma parte de la caracterización del personaje literario y, del mismo modo, todo eso forma parte de la experiencia vicaria de la que tenemos que hacer partícipe a nuestro lector.

Estos pequeños detalles son los que harán que el lector quiera saber más de ese personaje. Y dentro de ese «saber más», estará el saber cómo se desenvuelve en las situaciones a las que lo arrojamos en el Primer Punto de Giro que situaremos al final de este Primer Acto, en alguna página situada en un punto cercano al 25% de nuestro manuscrito.

Pero no corramos tanto.

Porque antes de llegar a ese Primer Punto de Giro, tenemos que hacer pasar a nuestro lector por otra escena muy especial: el Gancho.

¿Qué es este Gancho que acabamos de mencionar?

Sobre eso es sobre lo que hablaremos en nuestra próxima entrada dedicada a la Estructura Narrativa.

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7 comentarios en «El Primer Acto»

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