Lo primero de todo, quiero pedir perdón a todos los que visitáis Cómo escribir un libro (sin morir en el intento) con cierta frecuencia, porque últimamente las actualizaciones del blog se están haciendo desear. He sido padre de una niña (preciosa, qué voy a decir yo) y ahora mismo no consigo sacar tiempo para otra cosa que no sean pañales y biberones… pero, aun así, quiero tomar el compromiso de subir al menos un post semanal para seguir manteniendo el portal con vida. Además de eso, espero poder daros alguna sorpresa (se entiende que agradable) a la mayor brevedad.
En la última entrada de nuestro Taller Literario gratuito hablamos sobre la estructura narrativa en tres actos. Resumiendo un poco lo que comentábamos en aquella ocasión, el primero de estos actos ocupará en torno al 25% del manuscrito y se centrará en el Mundo Ordinario en el que vive nuestro protagonista (no os preocupéis demasiado por el significado de términos como este Mundo Ordinario, porque los explicaremos mejor en próximas entradas), el segundo acto tendrá una extensión del 50% del manuscrito y se centrará en cómo nuestro protagonista afronta una serie de conflictos en el Mundo Especial al que ha accedido al final del primer acto y, por último, un tercer acto que ocupará el 25% restante del manuscrito y en el que nuestro protagonista se enfrentará a sus temores más profundos y renacerá cambiado… no necesariamente para mejor a pesar de que esto sea lo más habitual.
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